Lucas Crespi, el profe de Casi Angeles

Arrancó en 1999 con Chiquititas y participó en no menos de ocho tiras, además de un par de películas. Sin embargo, dice que nunca alcanzó la popularidad y que la gente lo reconoce como actor, aunque nunca saben bien quién es. “Sé que me pasa por no ser mediático, pero no me molesta”, asegura.

“Mirá, ¡ahí está el profe Juan!”, le dice una adolescente a otra mientras contemplan, sin perderse detalle, cómo el actor de Casi ángeles posa para las fotos. “Es terrible el fanatismo que genera esta novela”, dice Lucas Crespi (34), quien en la tira que produce Cris Morena encarna a un profesor que se enamora de Valeria (Rocío Igarzábal), una de sus alumnas en el colegio Mandalay. “El público de Casi ángeles es bastante más fanático que el de otras tiras y eso se nota mucho en la calle. Es increíble las cosas que te gritan las fans. Lo más loco es cómo se ponen cuando te ven: sorpresa, alegría, alboroto... es de no creer. Capaz que vas caminando, te reconoce una chica y a los cinco minutos ya estás rodeado. ¡No sé de dónde salen! Es como patear un hormiguero”, se sorprende el actor.

Continúa...

-Varios de tus compañeros dicen que se sienten acosados.
-Es cierto que algunos de los chicos tienen que andar con seguridad, por ejemplo. Pero a mí eso no me pasa; estoy un poco grande para que se me pegue la histeria de los fans. También me imagino que ellas me deben ver un poco más grande que al resto de los chicos. Digamos que estoy en otro circuito.

Nacido en Capital -se crió en Palermo y ahora vive en Caballito-, el primer acercamiento que Lucas tuvo con la actuación fue en el colegio. “Participaba en todos los actos escolares y después, cuando iba a la secundaria, me empecé a entusiasmar tanto con la actuación que me anoté en la escuela de Hugo Midón. Fue una época súper linda, pero jamás pensé que podía hacer una diferencia económica con esta carrera. Estudiaba Relaciones Públicas en la UADE -le faltan nueve materias para recibirse-, y al teatro lo tomaba más como un hobby”, cuenta Crespi. Mal no le fue: en 1999 debutó en la tele con Chiquititas, de la mano de Grecia Colmenares y Darío Grandinetti, y luego pasó por Rincón de luz, Verano del ’98, Enamorarte, Conflictos en red, Sangre fría, Amor en custodia y Se dice amor. No obstante, afirma que su experiencia más grata fue con Nicotina, la película que protagonizó en México en 2002. “Fue lo mejor que me pasó, en todo sentido: aprendí actuación, la pasé bien, me divertí...”.

-La carrera actoral es muy inestable. ¿Qué hacés cuando no tenés trabajo?
-¡De todo! Me las rebusco. Trabajé en todos los lugares que te imagines: en una juguetería, en un estudio contable y en otro de abogados, laburé diez años de noche, en bares: fui barman, cajero, y hasta estuve en la puerta. Menos en cocina, pasé por todos los puestos en un boliche. Ahora, por ejemplo, estoy con Casi ángeles. Pero también trabajo en el colegio de mis viejos.

-¿¡Cómo!?
-Mi papá es ingeniero y mi mamá docente, están separados pero tienen un colegio juntos, en donde trabajo cuando puedo. Se llama Centro Educativo El Talar, y está en Pacheco. Trabajar en Casi ángeles y en un secundario suena casi incompatible. ¿Si doy clases? ¡Nooo! Le doy una mano a mi viejo en lo que puedo. Pero reconozco que cuando voy al cole, las chicas se alborotan un poco. Me piden fotos y está todo bien, siempre y cuando se acerquen con respeto.

-Hace rato que trabajás en tele, pero no sos tan conocido.
-Es verdad. Y me lo planteo continuamente. Es más: en otras épocas me confundían con otros actores. Ese es el precio de no ser tan conocido, de estar a mitad de camino.

-¿Con quiénes te confundieron?
-Con varios. Cuando iba a la facultad me confundían con Antonio Birabent, después con Nicolás Cabré, y hasta con Nico Pauls. ¡Nada que ver! Pauls es rubio y de ojos claros, ¡mi antítesis! Estaba en Córdoba con una novia, y me quisieron hacer una nota pensando que era Nicolás.

-¿Cómo reaccionaste?
-En realidad, yo no quería hacer la entrevista pero mi ex novia me dijo que me servía, que fuera a la radio. Bueno, fuimos a la Municipalidad de La Cumbrecita, el locutor pidió aire para salir en vivo con la nota y empezó: “Estamos acá con Nicolás Pauls...”, y yo haciéndole señas de que no era él. ¡Un garrón! Ni me acuerdo cómo terminó el asunto, creo que me fui antes de salir al aire. Le dije que era una confusión, y nos retiramos en paz.

-¿Te molesta que te pasen cosas como éstas?
-Sé que me pasa por no ser mediático, pero no me molesta porque tanto a Cabré como a Pauls los respeto como actores. No me resulta incómodo, pero a su vez reconozco que es consecuencia de que me falta popularidad.

-¿Y no hacés nada para ser más conocido?
-No, porque no lo sufro. Me parece que ser tan público debe ser difícil de manejar. Es decir, disfruto caminar tranquilo por la calle o andar en subte sin drama. Hago castings cada vez que me llaman para un laburo; no se me caen los anillos. Sé que el mundo mediático no es para mí. Lo tengo re asumido.

De perfil bajo, Lucas construye su carrera cual hormiga, en el más absoluto anonimato. “En estos días se tiene que estrenar Amor en tránsito, una peli que hicimos con Sabrina Garciarena, Damián Canduci y Verónica Pelaccini en 2007. Es una comedia romántica, la opera prima de Lucas Blanco”, adelanta.

-Sos hijo único, ¿seguís viviendo con alguno de tus padres?
-No, me mudé solo a Caballito. ¿Mi estado civil? Ahora estoy soltero, y sin apuro. Tampoco estoy saliendo tanto, prefiero aprovechar este buen momento profesional para enfocarme en el laburo.
.
-¿Te preocupa la soltería?
-No. Me va a tocar cuando tenga que ser; no tengo la mirada focalizada en ese asunto. Para estar con alguien quiero estar bien, no voy a salir desesperado a buscar una novia.
Prefiero estar tranquilo. ¡Ojo!, también me gustaría formar una familia, pero será cuando tenga que venir.

-¿Estar en Casi ángeles te da más levante?
-No, no es tan fácil. Al menos, a mí no me pasa. Siempre tuve que trabajar: overol, pico y pala, ja. Estar en tele simplifica un primer acercamiento, pero nunca me pasó que se me regalara una mina.

-¿Tus padres reclaman nietos?
-Y... mi mamá tiene ganas de ser abuela, sí. Sobre todo porque soy hijo único.

-En tiempos tecnológicos, Internet es una buena herramienta para conocer candidatas.
-No sé manejar una computadora. No entiendo cómo se chatea y al mail lo chequeo cada 15 días. Por eso, me entero tarde de todo. El otro día leí una nota sobre los analfabetos digitales: son quienes no saben manejar bien tres programas. “Ese soy yo”, dije. Sé que es una asignatura pendiente aprender computación, y me voy a focalizar en eso. ¡Imaginate conocer una chica por chat!

Fuente: PopStar