La actriz y productora dice que la muerte de su hija aún duele, pero que le enseñó a ir por lo que siente. Su "alianza" con Campanella. Y el regreso global de Floricienta.
Soñar en grande, jugarse, animarse a volar, conectarse con el verdadero ser y entregarse a un poder interior, casi mágico, que guiará a los protagonistas a través de los obstáculos y tormentas más difíciles hasta llegar a su destino de plenitud. Ese es el leitmotiv subyacente de las telenovelas para niños y adolescentes creadas por Cris Morena. Desde Chiquititas y Rincón de Luz a Rebelde Way, Verano del 98, Floricienta, Casi Angeles, Amor Mío, Alma Pirata o Aliados. Una fórmula ancestral, de cuento de hadas. Pero que en ella no es un simple artilugio narrativo sino la clave en la que María Cristina De Giacomi –tal su verdadero nombre–, parece vivir su propia vida.
Continúa...
Soñar en grande, jugarse, animarse a volar, conectarse con el verdadero ser y entregarse a un poder interior, casi mágico, que guiará a los protagonistas a través de los obstáculos y tormentas más difíciles hasta llegar a su destino de plenitud. Ese es el leitmotiv subyacente de las telenovelas para niños y adolescentes creadas por Cris Morena. Desde Chiquititas y Rincón de Luz a Rebelde Way, Verano del 98, Floricienta, Casi Angeles, Amor Mío, Alma Pirata o Aliados. Una fórmula ancestral, de cuento de hadas. Pero que en ella no es un simple artilugio narrativo sino la clave en la que María Cristina De Giacomi –tal su verdadero nombre–, parece vivir su propia vida.
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Mirá también: El proyecto educativo de Cris Morena
Una vida pródiga, “fuertísima”, “poderosa”, como le gusta decir. Pero que hace siete años la puso a prueba en lo más íntimo de su ser, al arrebatarle, sin previo aviso, producto de un aneurisma, a uno de sus amores más preciados: su hija Romina, protagonista de muchas de sus creaciones.
“Romina nació en un segundo, en un pujo, y se murió en un segundo. No hubo tiempo de nada”, dirá durante nuestra larga conversación, para explicar lo inexplicable y expresar, de algún modo, lo que tuvo que superar.
Un libro de sabiduría hindú asegura que la atracción que los seres humanos sentimos, en todas las culturas, por los mitos y cuentos de hadas se debe a que narran el viaje de conocimiento y superación que cada alma debe hacer aquí en la Tierra hasta alcanzar el estado de “autosoberanía” o libertad. Cris Morena cree profundamente en las múltiples dimensiones de la existencia, en el universo y el destino.
“La ausencia física de Romina me abrió un portal a la libertad gigantesco, a la libertad de mi alma, de no tener dueños, de ir por lo que siento –dice–. Después de eso, de poder superarlo, que no quiere decir que no duela, a veces duele más, todo se puede. Hay que tener valentía y un enorme desapego. El verdadero desapego es saber que estamos acá y no estamos. Por eso me digo: ‘Entregate, porque a eso viniste. A aprender y a entregar’.” ¿Quién es esta mujer hermosa, de aspecto eternamente juvenil, con su larga cabellera rubia, sus piernas largas y flacas, y sus infaltables minifaldas? ¿Cómo hizo para ser una gran innovadora en una sociedad culturalmente atada al pasado? ¿Cómo se convirtió en una de las pocas creadoras y productoras argentinas con una proyección global, en un país cerrado al mundo y en una industria dominada por hombres? De eso y mucho más hablamos durante una extensa entrevista en su estudio de Martínez. Comenzamos recorriendo su perfil como creativa y empresaria, pero de a poco fueron surgiendo las ricas y contrastantes facetas de una mujer fuerte y sensible, que no elude mostrarse vulnerable, en quien el yin y el yang conviven en fluido equilibrio.
Una vida con música. Cris Morena trabaja en un amplio y cálido loft, con varias salas y un clima más de hogar que de oficina. Aunque supo tener 250 empleados alguna vez, ahora prefiere desarrollar sus proyectos con una estructura flexible y pequeña. Angeles, su secretaria, le organiza la agenda hasta el último detalle; y Martín, su productor de larga data, tiene una sintonía muy fina con ella. De los innumerables roles que ha desplegado a lo largo de su carrera (modelo, actriz, conductora, directora y productora), el de compositora es el que la ha acompañado desde siempre y el que, sorprendentemente, genera sus mayores ingresos.
“Toda creación en mí comienza con una canción. La música es mi gran poder, es mi verdadero poder. Empecé a escribir de muy chica. Estudié piano, solfeo y armonía. Me recibí a los 15 años. Fui al conservatorio obligada por mis padres. Hoy lo agradezco. No puedo hacer trabajos que no tengan que ver con la música”, reconoce.
Su acervo es impactante. Grabó 600 canciones y editó 72 discos basados en sus series y obras de teatro. Durante años María Cristina De Giacomi encabezó el ranking de ingresos por royalties de Sadaic. En sus inicios, compuso temas para Silvana di Lorenzo, Flavia Palmiero, Sergio Denis y Sandra Mihanovich, entre otros.
Las paredes de su oficina están cubiertas por coloridos afiches de Floricienta, una de sus series más exitosas, pero no la protagonizada por Florencia Bertotti sino la versión en dibujos animados 3D. Es el gran proyecto en el que está trabajando ahora con Discovery Channel. Nos cuenta que en 2015, cuando terminó la serie Aliados para Telefé, pensó que quería trabajar directamente para el mercado internacional, con más recursos y mayor capacidad de producción. “En el momento en que formulé la idea en mi cabeza, miré hacia allá y apareció todo lo que tenía que aparecer”, asegura. “No se lo cuento a todo el mundo porque me van a decir: ‘Dale, Cris, pará’.” Varias compañías extranjeras la contactaron, pero ella decidió explorar proyectos con Discovery Channel. Conocía a la directora de Contenidos, una talentosa productora argentina con quien ya había trabajado. “Un día le confieso: ‘Lo que tengo ganas de hacer es Floricienta en animación. No sé por dónde ir, no sé si verlo a Campanella’. Le muestro los dibujos que ya tenía y ella me dice: ‘No se lo cuentes a nadie, dame diez días que hablo con mi jefe máximo, me parece una genialidad’.” Al poco tiempo, Cris Morena se reunió con el director cinematográfico Juan José Campanella en un restaurante de sushi de Los Angeles. El estaba filmando allá y ella había ido por trabajo. Aunque cada uno admiraba la obra del otro, no se conocían personalmente.
–¿En qué andás? –le preguntó Campanella.
–Estoy empezando a trabajar en un proyecto de animación. Por eso quería hablar con vos –le explicó ella.
–¡Estás totalmente loca! Es lo más difícil que hay, es una locura, te vas a enfermar –le dijo él.
–¿Y vos, en qué estás? –preguntó ella, para cambiar de tema.
–Estoy por hacer un proyecto en Telefé. Una tira diaria, una historia sobre política.
–¡El que está loco sos vos, Juan! Estás mal de la cabeza.
“En ese mismo instante nos dimos cuenta de que éramos dos almas gemelas, que habíamos venido al mundo al mismo tiempo, nos teníamos que encontrar”, asegura Cris Morena, rememorando aquel primer encuentro.
Campanella le dijo que tenía una empresa de animación, Mundo Loco, que ponía a su total disposición. Ella le dio consejos y tácticas para manejarse en Telefé. Cris Morena acordó con Discovery Channel que haría el proyecto sólo si lo hacían con Mundo Loco. Necesitaba tener el control de la creatividad y la producción.
La primera temporada de Floricienta animada tendrá 26 capítulos de 22 minutos cada uno. Se estrenará primero en los Estados Unidos y Canadá. Por eso los libros y canciones se hicieron directamente en inglés. La moderna tecnología on line le permite trabajar para el mundo sin moverse de Martínez. Aunque las audiciones se hicieron en Nueva York, ella evaluó a los participantes por Skype desde su loft, con la ayuda de Martín y de un músico.
Cris Morena es famosa por su capacidad para detectar talentos, incluso en canchas de fútbol repletas de adolescentes que esperan ser descubiertos por su toque mágico. Ese mismo don lo utilizó para elegir a los actores que con sus voces darán vida a los personajes de Floricienta animada. “Es muy interesante el tema de las voces. ¿Cómo voy a elegir a alguien por la voz? Pongo el dibujito delante de mí, después cierro los ojos y escucho al actor diciendo los textos, que son los textos que va a decir el personaje animado, y me cierra o no me cierra”, explica.
La asociación entre Cris Morena Group y Mundo Loco fue tan fructífera que están trabajando en varios proyectos a la vez. Uno de los más significativos es la producción de la primera serie de televisión para chicos del Cirque du Soleil. La propuesta también llegó a través de Discovery Channel. Cris Morena y el equipo realizaron “la biblia”, es decir, el desarrollo de la historia y las características de cada uno de los personajes. Serán 72 capítulos y 15 personajes. Ella también compuso las canciones y supervisa los libros escritos por guionistas canadienses.
Intrigada por esta mujer de múltiples dones, le pregunto: ¿cómo empezó? La respuesta fue aún más inesperada. “Yo iba a ser asistente social, estudiaba en la UBA, y de pronto terminé siendo actriz. Creo que es el destino y está marcado, porque todo lo que hice en mi vida no fue programado o buscado. Todas las cosas fueron apareciendo. Soy totalmente autodidacta”, afirma. Cuando Cris tenía 12 años, su madre decidió terminar el bachillerato en un colegio nocturno y estudiar sociología en la UBA. “Eso me marcó –admite–. Era la única profesional entre las madres de mis amigas. En su época, las mujeres dejaban el secundario en tercer o cuarto año porque su destino era casarse.” La decisión de su madre fue muy cuestionada en el ambiente del colegio católico y conservador de Palermo Chico al que Cris asistía.
“¡Cómo mi madre iba de noche a la facultad con jóvenes de 20 años!, decían. A mí me daba un poco de vergüenza”, recuerda con evidente complicidad y admiración. “Mi madre era una gran rebelde y mi padre la amaba.” De adolescente, Cris Morena era –y sigue siendo– una lectora voraz: “Ahí comencé a leer a Marx, Hegel, literatura, filosofía, todo lo que encontraba”. A los 15 años, siendo girl-scout, empezó a trabajar con el padre Carlos Mugica en la villa Saldías. “El fue un poco el que me guió en la elección de la carrera.” –¿No pensaste durante esa época en militar políticamente o unirte a los grupos revolucionarios?
–Me agarró muy chica, me casé muy chica. La vida me fue poniendo en otro lado.
La TV, ese trampolín. Como en un cuento de hadas o, más bien, como en sus series de televisión, el llamado de una amiga del colegio, Dzidza Orlowski, cambió su vida para siempre. Le contó que buscaban a chicas para bailar en el programa de televisión Vol Tops, que sería la competencia de Música en Libertad, un formato muy exitoso de inicios de los años ‘70, en el que chicos y chicas bailaban frente a las cámaras al ritmo de los hits del momento. María Cristina De Giacomi no sólo fue seleccionada en el casting, sino que allí conoció al novel productor Gustavo Yankelevich, con quien se casaría poco tiempo después. “Empecé a sentir que me disfrazaba para ir a la villa. Tenía que esconder mi mundo. Gustavo ya estaba más metido en la televisión”, recuerda.
Sin buscarlo, impulsada por una gran creatividad, inteligencia, intuición y una perseverancia férrea, fue actriz (Amigos son los amigos, Mesa de Noticias), conductora (su mayor éxito fue Jugate Conmigo), y en las últimas décadas se consagró como una de las productoras, directoras, guionistas y compositoras para teens más reconocidas en la Argentina y el mundo. Sus series se exportaron a más de cuarenta países. Sin duda ha tenido una vida de película. Pero, como los protagonistas de toda gran historia, ella también tuvo que superar pruebas durísimas para llegar adonde está. Una de ellas fue la separación de su marido y socio, después de 25 años de casados.
Hoy reflexiona: “Tuve un momento de mi vida en el que trabajé infinitas horas. Eso no se lo recomiendo a nadie. Creo que no fue bueno para la pareja. Los dos éramos grandes trabajadores y con un grado de éxito importante, entonces, era complejo. Si tuviera que aconsejar a alguien, le diría que hay cosas más importantes que realizar un gran proyecto. El proyecto más importante sos vos y tu historia personal. Yo entregué mucho, con todo el amor del mundo, no me arrepiento de nada, lo volvería a hacer, porque forma parte de mí. A veces me tienen que frenar, porque lo estoy volviendo a repetir. Lo que pasa es que ahora tengo un tema que son mis nietos Azul, Valentín y Franco. Hay un momento del día en el que me borro para encontrarme con ellos. Soy la que los lleva a todas sus tareas extra curriculares y la que los impulsa a hacerlas. Al no estar Romina físicamente, era importante tomar la posta, que no es la de madre, por supuesto. Soy una abuela especial”.
De pronto la mujer fuerte se quiebra. Su voz se vuelve casi un susurro. Entrecierra los ojos. Ante su dolor, prefiero hacer silencio. Al rato, sigue: “Yo me tuve que reinventar totalmente, en todo. Fue un antes y un después. Por eso a veces me preguntás fechas y tengo como una nebulosa. Fue tan tremendo que no lo puedo explicar. No sé cómo hice, arañando las piedras”.
Siete años después de la muerte de Romina, Cris Morena está viviendo un momento de gran florecimiento. Con proyectos inéditos, de gran compromiso social. “Yo hice una búsqueda muy grande. Pude alquimizar muchas cosas duras, difíciles, con esa cosa creativa que tengo. No sé qué es.”
Fuente: Revista Viva.
Mirá también: El proyecto educativo de Cris Morena
“Romina nació en un segundo, en un pujo, y se murió en un segundo. No hubo tiempo de nada”, dirá durante nuestra larga conversación, para explicar lo inexplicable y expresar, de algún modo, lo que tuvo que superar.
Un libro de sabiduría hindú asegura que la atracción que los seres humanos sentimos, en todas las culturas, por los mitos y cuentos de hadas se debe a que narran el viaje de conocimiento y superación que cada alma debe hacer aquí en la Tierra hasta alcanzar el estado de “autosoberanía” o libertad. Cris Morena cree profundamente en las múltiples dimensiones de la existencia, en el universo y el destino.
“La ausencia física de Romina me abrió un portal a la libertad gigantesco, a la libertad de mi alma, de no tener dueños, de ir por lo que siento –dice–. Después de eso, de poder superarlo, que no quiere decir que no duela, a veces duele más, todo se puede. Hay que tener valentía y un enorme desapego. El verdadero desapego es saber que estamos acá y no estamos. Por eso me digo: ‘Entregate, porque a eso viniste. A aprender y a entregar’.” ¿Quién es esta mujer hermosa, de aspecto eternamente juvenil, con su larga cabellera rubia, sus piernas largas y flacas, y sus infaltables minifaldas? ¿Cómo hizo para ser una gran innovadora en una sociedad culturalmente atada al pasado? ¿Cómo se convirtió en una de las pocas creadoras y productoras argentinas con una proyección global, en un país cerrado al mundo y en una industria dominada por hombres? De eso y mucho más hablamos durante una extensa entrevista en su estudio de Martínez. Comenzamos recorriendo su perfil como creativa y empresaria, pero de a poco fueron surgiendo las ricas y contrastantes facetas de una mujer fuerte y sensible, que no elude mostrarse vulnerable, en quien el yin y el yang conviven en fluido equilibrio.
Una vida con música. Cris Morena trabaja en un amplio y cálido loft, con varias salas y un clima más de hogar que de oficina. Aunque supo tener 250 empleados alguna vez, ahora prefiere desarrollar sus proyectos con una estructura flexible y pequeña. Angeles, su secretaria, le organiza la agenda hasta el último detalle; y Martín, su productor de larga data, tiene una sintonía muy fina con ella. De los innumerables roles que ha desplegado a lo largo de su carrera (modelo, actriz, conductora, directora y productora), el de compositora es el que la ha acompañado desde siempre y el que, sorprendentemente, genera sus mayores ingresos.
“Toda creación en mí comienza con una canción. La música es mi gran poder, es mi verdadero poder. Empecé a escribir de muy chica. Estudié piano, solfeo y armonía. Me recibí a los 15 años. Fui al conservatorio obligada por mis padres. Hoy lo agradezco. No puedo hacer trabajos que no tengan que ver con la música”, reconoce.
Su acervo es impactante. Grabó 600 canciones y editó 72 discos basados en sus series y obras de teatro. Durante años María Cristina De Giacomi encabezó el ranking de ingresos por royalties de Sadaic. En sus inicios, compuso temas para Silvana di Lorenzo, Flavia Palmiero, Sergio Denis y Sandra Mihanovich, entre otros.
Las paredes de su oficina están cubiertas por coloridos afiches de Floricienta, una de sus series más exitosas, pero no la protagonizada por Florencia Bertotti sino la versión en dibujos animados 3D. Es el gran proyecto en el que está trabajando ahora con Discovery Channel. Nos cuenta que en 2015, cuando terminó la serie Aliados para Telefé, pensó que quería trabajar directamente para el mercado internacional, con más recursos y mayor capacidad de producción. “En el momento en que formulé la idea en mi cabeza, miré hacia allá y apareció todo lo que tenía que aparecer”, asegura. “No se lo cuento a todo el mundo porque me van a decir: ‘Dale, Cris, pará’.” Varias compañías extranjeras la contactaron, pero ella decidió explorar proyectos con Discovery Channel. Conocía a la directora de Contenidos, una talentosa productora argentina con quien ya había trabajado. “Un día le confieso: ‘Lo que tengo ganas de hacer es Floricienta en animación. No sé por dónde ir, no sé si verlo a Campanella’. Le muestro los dibujos que ya tenía y ella me dice: ‘No se lo cuentes a nadie, dame diez días que hablo con mi jefe máximo, me parece una genialidad’.” Al poco tiempo, Cris Morena se reunió con el director cinematográfico Juan José Campanella en un restaurante de sushi de Los Angeles. El estaba filmando allá y ella había ido por trabajo. Aunque cada uno admiraba la obra del otro, no se conocían personalmente.
–¿En qué andás? –le preguntó Campanella.
–Estoy empezando a trabajar en un proyecto de animación. Por eso quería hablar con vos –le explicó ella.
–¡Estás totalmente loca! Es lo más difícil que hay, es una locura, te vas a enfermar –le dijo él.
–¿Y vos, en qué estás? –preguntó ella, para cambiar de tema.
–Estoy por hacer un proyecto en Telefé. Una tira diaria, una historia sobre política.
–¡El que está loco sos vos, Juan! Estás mal de la cabeza.
“En ese mismo instante nos dimos cuenta de que éramos dos almas gemelas, que habíamos venido al mundo al mismo tiempo, nos teníamos que encontrar”, asegura Cris Morena, rememorando aquel primer encuentro.
Campanella le dijo que tenía una empresa de animación, Mundo Loco, que ponía a su total disposición. Ella le dio consejos y tácticas para manejarse en Telefé. Cris Morena acordó con Discovery Channel que haría el proyecto sólo si lo hacían con Mundo Loco. Necesitaba tener el control de la creatividad y la producción.
La primera temporada de Floricienta animada tendrá 26 capítulos de 22 minutos cada uno. Se estrenará primero en los Estados Unidos y Canadá. Por eso los libros y canciones se hicieron directamente en inglés. La moderna tecnología on line le permite trabajar para el mundo sin moverse de Martínez. Aunque las audiciones se hicieron en Nueva York, ella evaluó a los participantes por Skype desde su loft, con la ayuda de Martín y de un músico.
Cris Morena es famosa por su capacidad para detectar talentos, incluso en canchas de fútbol repletas de adolescentes que esperan ser descubiertos por su toque mágico. Ese mismo don lo utilizó para elegir a los actores que con sus voces darán vida a los personajes de Floricienta animada. “Es muy interesante el tema de las voces. ¿Cómo voy a elegir a alguien por la voz? Pongo el dibujito delante de mí, después cierro los ojos y escucho al actor diciendo los textos, que son los textos que va a decir el personaje animado, y me cierra o no me cierra”, explica.
La asociación entre Cris Morena Group y Mundo Loco fue tan fructífera que están trabajando en varios proyectos a la vez. Uno de los más significativos es la producción de la primera serie de televisión para chicos del Cirque du Soleil. La propuesta también llegó a través de Discovery Channel. Cris Morena y el equipo realizaron “la biblia”, es decir, el desarrollo de la historia y las características de cada uno de los personajes. Serán 72 capítulos y 15 personajes. Ella también compuso las canciones y supervisa los libros escritos por guionistas canadienses.
Intrigada por esta mujer de múltiples dones, le pregunto: ¿cómo empezó? La respuesta fue aún más inesperada. “Yo iba a ser asistente social, estudiaba en la UBA, y de pronto terminé siendo actriz. Creo que es el destino y está marcado, porque todo lo que hice en mi vida no fue programado o buscado. Todas las cosas fueron apareciendo. Soy totalmente autodidacta”, afirma. Cuando Cris tenía 12 años, su madre decidió terminar el bachillerato en un colegio nocturno y estudiar sociología en la UBA. “Eso me marcó –admite–. Era la única profesional entre las madres de mis amigas. En su época, las mujeres dejaban el secundario en tercer o cuarto año porque su destino era casarse.” La decisión de su madre fue muy cuestionada en el ambiente del colegio católico y conservador de Palermo Chico al que Cris asistía.
“¡Cómo mi madre iba de noche a la facultad con jóvenes de 20 años!, decían. A mí me daba un poco de vergüenza”, recuerda con evidente complicidad y admiración. “Mi madre era una gran rebelde y mi padre la amaba.” De adolescente, Cris Morena era –y sigue siendo– una lectora voraz: “Ahí comencé a leer a Marx, Hegel, literatura, filosofía, todo lo que encontraba”. A los 15 años, siendo girl-scout, empezó a trabajar con el padre Carlos Mugica en la villa Saldías. “El fue un poco el que me guió en la elección de la carrera.” –¿No pensaste durante esa época en militar políticamente o unirte a los grupos revolucionarios?
–Me agarró muy chica, me casé muy chica. La vida me fue poniendo en otro lado.
La TV, ese trampolín. Como en un cuento de hadas o, más bien, como en sus series de televisión, el llamado de una amiga del colegio, Dzidza Orlowski, cambió su vida para siempre. Le contó que buscaban a chicas para bailar en el programa de televisión Vol Tops, que sería la competencia de Música en Libertad, un formato muy exitoso de inicios de los años ‘70, en el que chicos y chicas bailaban frente a las cámaras al ritmo de los hits del momento. María Cristina De Giacomi no sólo fue seleccionada en el casting, sino que allí conoció al novel productor Gustavo Yankelevich, con quien se casaría poco tiempo después. “Empecé a sentir que me disfrazaba para ir a la villa. Tenía que esconder mi mundo. Gustavo ya estaba más metido en la televisión”, recuerda.
Sin buscarlo, impulsada por una gran creatividad, inteligencia, intuición y una perseverancia férrea, fue actriz (Amigos son los amigos, Mesa de Noticias), conductora (su mayor éxito fue Jugate Conmigo), y en las últimas décadas se consagró como una de las productoras, directoras, guionistas y compositoras para teens más reconocidas en la Argentina y el mundo. Sus series se exportaron a más de cuarenta países. Sin duda ha tenido una vida de película. Pero, como los protagonistas de toda gran historia, ella también tuvo que superar pruebas durísimas para llegar adonde está. Una de ellas fue la separación de su marido y socio, después de 25 años de casados.
Hoy reflexiona: “Tuve un momento de mi vida en el que trabajé infinitas horas. Eso no se lo recomiendo a nadie. Creo que no fue bueno para la pareja. Los dos éramos grandes trabajadores y con un grado de éxito importante, entonces, era complejo. Si tuviera que aconsejar a alguien, le diría que hay cosas más importantes que realizar un gran proyecto. El proyecto más importante sos vos y tu historia personal. Yo entregué mucho, con todo el amor del mundo, no me arrepiento de nada, lo volvería a hacer, porque forma parte de mí. A veces me tienen que frenar, porque lo estoy volviendo a repetir. Lo que pasa es que ahora tengo un tema que son mis nietos Azul, Valentín y Franco. Hay un momento del día en el que me borro para encontrarme con ellos. Soy la que los lleva a todas sus tareas extra curriculares y la que los impulsa a hacerlas. Al no estar Romina físicamente, era importante tomar la posta, que no es la de madre, por supuesto. Soy una abuela especial”.
De pronto la mujer fuerte se quiebra. Su voz se vuelve casi un susurro. Entrecierra los ojos. Ante su dolor, prefiero hacer silencio. Al rato, sigue: “Yo me tuve que reinventar totalmente, en todo. Fue un antes y un después. Por eso a veces me preguntás fechas y tengo como una nebulosa. Fue tan tremendo que no lo puedo explicar. No sé cómo hice, arañando las piedras”.
Siete años después de la muerte de Romina, Cris Morena está viviendo un momento de gran florecimiento. Con proyectos inéditos, de gran compromiso social. “Yo hice una búsqueda muy grande. Pude alquimizar muchas cosas duras, difíciles, con esa cosa creativa que tengo. No sé qué es.”
Fuente: Revista Viva.
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